En mi artículo anterior sobre color o blanco y negro, mencionaba mi preferencia hacia el blanco y negro, salvo ciertos casos que requieren color.
Cuando se habla de composición, muchas veces se enfatiza solo en el encuadre de la foto y posición de elementos/sujeto en el espacio. Pero composición va más allá, y también incluye contrastes y color.
El rojo es el color opuesto al verde, en la teoría de color de pigmentos. Así como el violeta es el opuesto del amarillo o el azul del naranja. Cuando incluímos en una fotografía estos colores de una forma balanceada y armónica, estamos aplicando composición. La foto de este cardenal es un buen ejemplo. El pájaro sobresale sobre el fondo verde. Colabora además la profundidad de campo, pero esta foto no sería igual si el pájaro estuviera posado sobre ramas secas de otro color.
Las siguientes fotos tienen similares características, pero existe una variable diferente – la profunidad de campo, que es más dramática, y separa las flores del fondo, lo que permite resaltar la textura de sus pétalos, y se convierte en el principal motivo de las fotos.
Cometí el error, de dejar la cámara en balance automático de blancos, así que los colores no son totalmente fieles a la realidad y se ven afectados por la saturación de los mismos colores de la escena que estaba en constante variación por la intensidad del sol.
Invertí 30 minutos en esta sesión. Usé un lente de 50 milímetros con un filtro zoom de 4x. Varié la apertura de diafragma entre f5.6 y f8.